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Un llamado a la oración por las hijas del Líbano

autora: Diga Hola

Hace setenta y dos horas, una explosión redujo literalmente a pequeños pedazos el aeropuerto principal de Beirut, en el Líbano. La explosión proyectó las ventanas a ocho kilómetros de distancia. La cifra de heridos y muertos aumenta diariamente. En un instante, el número de personas sin hogar en el Líbano aumentó en al menos 300 000.

La mitad de la una vez idílica ciudad ha sido completamente destruida. El París del Medio Oriente se ha convertido en un paraíso perdido.

Nosotras en Diga Hola estamos profundamente entristecidas por esta tragedia y le invitamos a orar específicamente por las 3 100 000 mujeres libanesas que están con nosotras hoy. Más de la mitad de ellas son musulmanas. Un poco más de un tercio se clasifican como cristianas, y el resto se identifica con los drusos y otras religiones. Además, más de 7 millones de mujeres y niñas libanesas de la diáspora viven en el extranjero. Ellas también han experimentado el dolor de la pérdida, pues muchas todavía tienen estrechos vínculos con su patria.

Podemos orar con confianza, sabiendo que Él escucha y responde nuestras oraciones (1 Jn. 5:14-15, He. 4:16).

Señor Soberano,

Tú, que eres el “Padre misericordioso y Dios de toda consolación” (2 Co. 1:3), haz brillar tu rostro sobre las mujeres del Líbano hoy para que conozcan tu paz (Números 6:24-26). Por favor, acércate a ellas. Consuélalas como sólo tú puedes. Calma su dolor y salva sus espíritus quebrantados (Sal. 34:18).

Sabemos que todo es posible para ti (Mateo 19:26). En su desesperación, haz que “abunden en esperanza por el poder de tu Espíritu” (Ro. 15:13). Revélate a ellas en sueños y visiones sobrenaturales como hiciste con Saulo (Hechos 9), para que crean tu verdad (Jn. 14:6).

Por el bien de todas nosotras, ¿podrías usarnos también para bendecirlas, como instrumentos de tu amor y gracia (Jn. 15:16), dondequiera que estemos (Hechos 17:26-27)? Mientras tú nos guíes, con gusto te seguiremos (Sal. 25:5-15).

Tuyo es todo poder y gloria (1 Co. 10:31),

Amén.