Celebración de una boda musulmana: tercer día
autora: Myra Crane
No recuerdo haber visto jamás un traje de novia tan exquisito. Pero podría asegurar que la novia que lo llevaba destilaba belleza aun vestida de ropa informal. Con este atuendo, mi encantadora amiga musulmana simplemente resplandecía como la luna. Allí estaba ella, sentada junto a su príncipe con turbante, cuyos trajes de gala y tranquila confianza me aseguraban que este evento representaba la coronación del amor, y el aprecio de toda una comunidad por los valores, la tradición y la dignidad.
Coronación porque era el tercer y último evento formal al que mi familia y yo asistiríamos en este último día de festejos. Recuerdo que en ese momento había perdido la cuenta de cuántos vestidos preciosos había usado la novia desde que la presentaron por primera vez a los invitados. En tres días, había visto más hermosura de la que podía recordar, disfruté de festividades con las que ni había soñado y acumulé montones de recuerdos maravillosos que hasta hoy permanecen en mi memoria.
La celebración del último día (después de la consumación del matrimonio) se llama walima. Este día, los novios organizan su primera cena como casados. Es un día que desborda elegancia, festividad y abundancia de alimentos. Una vez más, los participantes disfrutan de la hermandad y tienen la oportunidad de bendecir a los recién casados en su entrada a una nueva vida juntos.
Lo primero que pensé después de la walima fue cuánta satisfacción debió haber sentido la familia, quienes necesitaban la oportunidad de disfrutar el resplandor de sus esfuerzos e inversiones. Una boda exitosa significa que la comunidad ha sido bien atendida, que la tradición se ha mantenido firme y que se están transmitiendo valores importantes. Es un rito del que emergen familias probadas, refinadas, cansadas, pero fieles al legado que nutren y sostienen.
Los recién casados enfrentan pronto las realidades que les imponen la fe, la cultura y las opciones personales. De esa manera, son muy similares a los matrimonios en cualquier lugar. Las bodas refinadas no siempre dan como resultado grandes matrimonios, pero las bodas en general brindan una gran oportunidad para la reflexión y el aprendizaje.
¿Qué podemos aprender? En primer lugar, las bodas a todo color de nuestros amigos musulmanes nos recordarán que Dios usa nuestras mejores pero imperfectas percepciones sobre el matrimonio en todas partes para impulsarnos a la insondable plenitud de la relación con Cristo, nuestro Novio. En segundo lugar, compartir los acontecimientos de la vida de nuestros amigos musulmanes nos acerca más mutuamente. Dios quiere que invirtamos en nuestras amistades lo que él, nuestro Novio y Amante perfecto, invierte en nosotros. Se trata de la vida eterna, como la Novia de Cristo. Cada encuentro con un amigo musulmán cuenta; aprovechemos al máximo cada uno, en amistad piadosa, por amor de este mensaje nupcial celestial.