El poder de la galletita
autora: Aria Morgan
Me encontraba en su casa una tarde. Mi nueva amiga musulmana *Muna me había invitado para enseñarme a hacer un postre tradicional de su país. Después de tomar té y conversar en su sala, nos trasladamos a la cocina, donde me explicó la receta paso a paso.
La etapa final de la receta consistía en enrollar la mezcla en pequeñas bolas del tamaño de una trufa. Mientras rodábamos bolas pegajosas de galleta en nuestras palmas y luego las colocábamos en un plato, nuestra conversación giró hacia temas más personales. De pie en su cocina, Muna me contó sobre algunas de las dificultades y tragedias de su pasado. Cosas como aborto espontáneo, suicidio familiar y matrimonios difíciles, salpicaban sus historias. Aquí es donde entra el poder de la galletita.
Hace una semana, cuando Muna y yo hicimos nuestros planes, no dijimos: “Reunámonos y hablemos sobre nuestras luchas en la vida y el dolor en nuestros corazones.” ¡No! Simplemente queríamos cocinar juntas, divertirnos un poco y pasar un rato. En ese momento, como tantas veces antes, Dios usó una conversación en la cocina para generar confianza y profundizar nuestra relación. Conversaciones como estas pueden convertirse fácilmente en oportunidades relevantes para que las mujeres musulmanas escuchen el Evangelio y aprendan acerca de Jesús. Hay poder en la cocina, en reunirnos en este espacio sagrado con nuestras amigas musulmanas.
Muna y yo cerramos la tarde tomando más té en el sofá de su sala. En nuestra última conversación del día, hablamos sobre las tradiciones navideñas y por qué la Navidad es tan especial para los cristianos. Le expliqué que Jesús está en el centro de las tradiciones navideñas de mi familia y que podemos compartir el don del amor con los demás porque Cristo nos amó primero.
Iré a la casa de Muna nuevamente esta semana. ¿Orará para que el Espíritu Santo continúe obrando en su corazón y brinde más oportunidades para que nuestra comunidad la discipule y pueda gozar de una hermosa relación con Jesús? Amigas, por eso hacemos lo que hacemos. En Diga Hola, el deseo de nuestro corazón es ver mujeres musulmanas venir a los pies de Jesús... una oración, una conversación, incluso, una galleta a la vez.